La agricultura familiar desempeña un papel clave en la nueva agenda de Desarrollo Sostenible que apuesta por un desarrollo sostenible e integral, que tenga en cuenta a las personas, y al planeta.
De los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), una gran parte de ellos están vinculados con la agricultura familiar y el ámbito rural. De manera muy directa hay varios objetivos que subrayan la necesidad de acabar con la pobreza y poner fin al hambre, garantizar la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición promoviendo la agricultura sostenible.
Pero al mismo tiempo hay una interrelación con objetivos donde la agricultura familiar desempeña un papel muy importante, y que tienen que ver -entre otros- con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, la disponibilidad de agua y su gestión sostenible, el acceso a energía, sistemas de consumo y producción sostenible, abordaje del cambio climático y la promoción de un uso sostenible de los ecosistemas, salud o educación. Las cooperativas potencian su papel en el marco de la agenda de desarrollo 2030, con valores como la democracia, la igualdad, y el acceso a diferentes recursos.
La colaboración de los agricultores y las agricultoras familiares en cooperativas (o figuras similares) es una herramienta clave para la disminución de la pobreza y para avanzar hacia derechos básicos que tienen que ver con la alimentación, la salud, la participación, la protección social o la igualdad y no discriminación.
Las cooperativas agrícolas desempeñan asimismo un papel muy importante en el empoderamiento económico y social de mujeres y jóvenes, así como a personas y colectivos en situación de mayor vulnerabilidad. Su papel en la generación de empleo rural sostenible es fundamental para la generación de comunidades resilientes.